La industria de la inversión en bolsa se ha debatido históricamente entre diferentes modelos y estrategias de inversión en bolsa que tienen como objetivo obtener las mejores rentabilidades posibles ajustadas al riesgo de cada inversor.
Cada una de ellas ha tenido (y, por supuesto, sigue teniendo) sus defensores y detractores.
De hecho, casi se puede decir que, entre los inversores con más renombre del mundo, ninguno comparte el mismo modelo de inversión.
Lo que les hace diferentes del resto es que tienen un estilo propio, una mezcla de diferentes modelos y estrategias de inversión que se combinan con un talento innato con el fin de encontrar las mejores oportunidades y, por qué no, también algo de suerte.
Sea como fuere, sí existen una serie de modelos de inversión que han demostrado su eficacia, y que los inversores utilizan de manera habitual para realizar sus análisis y componer sus carteras.
Value investing, growth, inversión en índices… Os dejamos con las estrategias de inversión en bolsa más importantes de la actualidad, y las más utilizadas por los inversores.
Contenidos
🔍 Las principales estrategias de inversión en bolsa
➡️ Value Investing
El principal objetivo del value investing es, aparentemente, sencillo: encontrar compañías infravaloradas, esperando que el precio se ajuste a su valor real y, así, aprovechar ese margen de seguridad (así es como lo llaman los value) para obtener una rentabilidad por encima de la del mercado.
Para analizar cada empresa, el value utiliza una herramienta conocida como análisis fundamental, que sirve para estudiar el valor de cada empresa desde el punto de vista contable, a través de los parámetros internos y externos que afectan a cualquier compañía.
Es una estrategia de largo plazo, hasta encontrar el momento en el que el precio del activo y su valor real convergen.
Sus orígenes se remontan a 1928, cuando Benjamin Graham y David Dodd impartían sus clases en Columbia Business School.
Aunque quien más ha contribuido a popularizar el value investing entre los pequeños inversores ha sido Warren Buffett y su inseparable compañero Charlie Munger.
Siguiendo este modelo, el oráculo de Omaha ha conseguido una rentabilidad del 13% en un periodo de 55 años consecutivos a través de su empresa de inversión Berkshire Hathaway.
En España, su máximo exponente es Francisco García Paramés, que actualmente gestiona el patrimonio de Cobas Asset Management y que formó parte del equipo gestor de Bestinver, que tantas alegrías dio a sus partícipes hace una década.
➡️ Growth
El growth es una estrategia de crecimiento.
En lugar de intentar cazar gangas en el mercado, como hace el value investing, el objetivo de los inversores es buscar empresas que los gestores consideren que van a crecer mucho en el futuro.
Es decir, no se enfocan tanto en el precio actual de la acción, que puede ser incluso elevado, sino en su potencial de crecimiento futuro.
El análisis de los gestores y analistas que optan por esta modalidad de inversión va más allá del propio análisis de los estados financieros de una sociedad.
Se fijan también en aspectos más cualitativos, como su papel en el sector, su cuota de mercado, el crecimiento estimado de su mercado potencial, etc
Sin embargo, esta estrategia también entraña sus riesgos. Si el analista se equivoca con el potencial de crecimiento de una acción puede perder mucho dinero, especialmente si la propia empresa está ya de por sí cara.
Y, por supuesto, el coste de oportunidad de invertirlo en otra estrategia más rentable es altísimo.
El máximo exponente de este estilo de inversión es Phillip Fisher, autor del libro de inversión “Acciones Ordinarias y Beneficios extraordinarios” (1931). Su filosofía se basaba en buscar buenas oportunidades de crecimiento y con excelentes perspectivas de expansión.n
➡️ Inversión por dividendos
La estrategia de los dividendos consiste en invertir en aquellas empresas que distribuyen buena parte de su beneficio entre los accionistas con el fin de obtener rentas pasivas.
Los inversores por dividendos se fijan menos en aspectos fundamentales de la acción y le dan más importancia a otros aspectos, como su rentabilidad por dividendo o las perspectivas de aumento del beneficio distribuido en los próximos años.
La base principal de esta estrategia consiste en comprar las acciones de empresas que repartan dividendos y mantenerlas a largo plazo en cartera.
Normalmente, suelen ser empresas con un largo historial de distribución de dividendos, como los aristócratas en Estados Unidos, compañías que han conseguido aumentar su dividendo de forma constante durante los últimos 25 años o más.
Es, posiblemente, una de las estrategias más antiguas y efectivas que existen pero, al mismo tiempo, una de las más criticadas.
Es útil para aquellas personas que estén próximas a jubilarse o quieran obtener rentas pasivas por su patrimonio, pero no es tan interesante para quienes estén en proceso de acumulación de capital, ya que no aprovecha el efecto “bola de nieve” del interés compuesto.
A nivel empresarial, el mayor inconveniente de este modelo de inversión es que muchos inversores dan por hecho que tienen que obtener parte del beneficio de su empresa, con independencia de sus resultados y, en ocasiones, esta asunción obliga a la compañía a endeudarse para satisfacer los deseos de sus inversores.
Y, además, el mero hecho de distribuir dividendos reduce el crecimiento a las empresas, ya que el beneficio no se destina a capitalizar aún más la compañía.
Por último, a efectos fiscales, es una estrategia poco óptima, ya que, desde el momento en el que se recibe el dividendo, hay que pasar por Hacienda.
Los dividendos se consideran como rendimientos del capital mobiliario y, como tales, tributan en la base imponible del ahorro en un porcentaje de manera progresiva en función de la Base del Ahorro:
Impuestos (%) | Desde | Hasta |
---|---|---|
19% | 0 | 6.000€ |
21% | 6.000€ | 50.000€ |
23% | 50.000€ | 200.000€ |
26% | 200.000€ | ∞ |
➡️ Indexación
La gestión pasiva o indexación consiste en comprar fondos de inversión o ETF que replican el comportamiento de los índices bursátiles más importantes del mundo, como el S&P 500, el MSCI World o el Eurostoxx 50, entre muchos otros.
El principal impulsor de esta estrategia fue John C. Bogle, padre de los fondos indexados Vanguard. Él partía de la hipótesis de los mercados eficientes, que establece que el precio actual de un activo en el mercado refleja toda la información disponible que existe (histórica, pública y privada).
De acuerdo a esta teoría, no se pueden obtener rentabilidades extraordinarias por encima de las del mercado.
Además, dado que los índices ya son en sí mismos una cesta de activos concreta, la labor de los gestores de los fondos indexados se limita a comprar todos los activos que lo componen y en unas proporciones similares con el objetivo de replicar su comportamiento.
Por eso, y dado que el trabajo del equipo gestor es sencillo y limitado, pueden ofrecer tarifas mucho más bajas que el resto de instrumentos que se gestionan de manera activa.
Además, la historia ha puesto de manifiesto en muchas ocasiones la dificultad para superar el mercado, ya que son muy pocos los inversores que han conseguido hacerlo de forma sistemática (y muchos menos los que realmente han aportado valor a sus partícipes una vez descontadas las comisiones).
En los últimos años, la indexación es un modelo de inversión que está ganando cada vez más adeptos. En países como Estados Unidos, la gestión pasiva ya supone la mitad del total de fondos comercializados por las entidades, y en Europa vamos por este mismo camino.
A todo ello ha contribuido la irrupción de los roboadvisors, gestores automatizados que generalmente utilizan ETF o fondos indexados para realizar composiciones de cartera de sus partícipes.
Han conseguido revolucionar el mercado gracias a sus bajos costes y su existencia 100% digital.
➡️ Momentum (Análisis técnico)
El análisis técnico o chartista es aquel que utiliza los gráficos de la evolución pasada del precio para realizar proyecciones a futuro.
Se basa en la idea de que si un inversor puede identificar patrones previos en las gráficas de evolución del activo, entonces podrá predecir los movimientos futuros de los precios de manera bastante exacta.
Para predecir el precio de un activo, recurre a diversas herramientas cuantitativas, como las velas japonesas, los soportes y las resistencias, las líneas de tendencia, las medias móviles o los retrocesos, entre otras muchas.
La parte positiva de este tipo de estrategia es que sirve para cualquier tipo de activo, con independencia del mercado en el que cotice.
En teoría, un inversor no necesita conocer las características de un negocio, la idiosincrasia de un sector o las particularidades del país donde opera la empresa.
Los defensores del análisis técnico sostienen que la cotización pasada del activo es suficiente para anticipar su evolución futura.
Sin embargo, se trata de un modelo que tiene muchas limitaciones, ya que no tiene en cuenta aspectos relevantes de la inversión que, en algunas industrias, pueden ser muy importantes.
Además, depende en buena medida del número de inversores que hagan uso de la estrategia para que sea realmente eficiente.
En general es una estrategia de inversión poco recomendable, especialmente para aquellas personas que están empezando a invertir.
🏆 ¿Cuál es la mejor estrategia para invertir?
En realidad, no existe ninguna estrategia mejor o peor que las otras, ya que todo depende del perfil inversor de cada persona, de sus conocimientos, de su tiempo, de sus necesidades y de su interés por aplicarla a la práctica.
Cada una de ellas ha proporcionado mejores o peores resultados en diferentes escenarios económicos.
Sin ir más lejos, hace unos años, el value investing superaba con creces la rentabilidad de sus benchmarks, proporcionando rentabilidades de dos dígitos durante varios años consecutivos y mejorando la rentabilidad del mercado que fijan los fondos indexados.
Era la edad dorada del value investing.
Sin embargo, la estrategia murió de éxito. Tan solo unos años más tarde, los fondos value han caído en picado, y todavía no han conseguido recuperarse.
Por eso, en la práctica, los inversores suelen recurrir a una mezcla de todas estas estrategias para componer su cartera de inversiones.
Es habitual que un inversor use el value investing para invertir en una empresa infravalorada, a los índices para diversificar su cartera con un producto de bajos costes y a la compra de acciones con elevado dividendo para generar una renta pasiva.
El tema de invertir es un tema qué me apasiona y lo disfrutó , pero como toda decisión a tomar y más sobre todo en invertir siempre hay un riesgos a corto o largo plazo. Pero debes saber en qué quieres invertir, hazlo por algo qué te guste , pero no impulso e informante sobre todo.
Estamos muy de acuerdo contigo Invierte Joven 🙂