¿Estás pensando en comprarte una casa? Es una buena idea. ¿O no?
La verdad es que depende.
Comprar una casa es probablemente la decisión financiera más importante de la mayor parte de la población.
Por esta razón, hoy te traemos una guía completa sobre cuándo, cómo y dónde comprar tu casa.
Contenidos
🏡 Comprar una casa: ¿sí o no?
Antes de empezar con la guía de compra de una casa propiamente dicha, es importante plantearse si, realmente, es buena idea comprar una casa. A fin de cuentas, comprar una casa implica un importante desembolso de dinero y, a menudo, una deuda por varios años.
Así que conviene tener claro si realmente nos interesa o no.
Y aquí habrá que tener en cuenta diferentes aspectos, dependiendo de si la queremos como primera vivienda, segunda vivienda o para alquilar. Y es que, aunque en los tres casos hablamos del mismo bien, el enfoque que debemos tener es totalmente distinto.
Así que, nada, vamos a ver cada caso y cuáles son las ocasiones en las que sí puede interesarnos esa compra.
➡️ Primera vivienda
La primera vivienda es, al mismo tiempo, un bien de consumo y un bien de inversión. Y hay que tener en cuenta ambos aspectos a la hora de decidir si compramos o no.
Por el lado del bien de consumo, tenemos que tener en cuenta si nos sale más a cuenta la compra (y la consecuente hipoteca) o el alquiler.
Por el lado de la inversión, tenemos que tener en cuenta el potencial de revalorización de este activo.
Vamos a ver ambos aspectos.
Bien de consumo
En este primer punto, lo más importante es comparar la compra de la vivienda con las alternativas. La alternativa, generalmente, será el alquiler, aunque también podría ser vivir en casa de los padres, por ejemplo.
Pero, bueno, lo normal es que sea el alquiler.
En este punto, tenemos que valorar tres grandes puntos: el primero, cuáles son los precios del alquiler. El segundo, cuáles son los precios de la compra. Y el tercero, cuáles son los precios del dinero.
Valorando estos tres aspectos, podremos encontrar con razonable facilidad si nos interesa comprar o no una vivienda para vivir en ella. Es decir, como bien de consumo.
Si los precios de alquiler son altos y los precios de compra son bajos, probablemente nos interesará comprar, aunque esto dependerá del precio del dinero (es decir, de lo que nos costará la hipoteca y cuánto tendremos que pagar de cuota).
Actualmente, por ejemplo, los precios de alquiler en las ciudades de provincias están por encima de los precios de compra, y, al mismo tiempo, el precio del dinero está barato.
Por tanto, ahora mismo es un buen momento para comprar a crédito una vivienda.
¡Pero cuidado!
Esto no significa que la vivienda esté en precios mínimos. El problema es que, cuando la vivienda esté en precios mínimos, el precio del dinero estará caro, porque, probablemente, estemos en una crisis.
Así que es preferible aprovechar ahora, que el precio no está en mínimos, pero tampoco muy alto, y aprovecharse del crédito barato.
Esto último es especialmente cierto si prevemos que vaya a haber inflación en los próximos años, en cuyo caso optar por una hipoteca a tipo fijo es una gran idea, porque la inflación nos pagará parte de la vivienda.
La alternativa es vivir de alquiler, pagando siempre el mismo valor real (porque nos ajustan el precio con la inflación) y sin acceder a la propiedad en ningún momento.
En este caso, en definitiva, conviene comprar.
Pero si el precio del alquiler es más barato que el precio de compra y, además, el dinero está caro, nos interesa esperar a que cambien esos factores. En este caso, deberíamos alquilar hasta que la situación nos sea más propicia.
Por supuesto, esto será fundamental, pero sólo es el aspecto económico. A la hora de comprar una primera vivienda, aunque económicamente nos salga a cuenta, tenemos que tener en cuenta aspectos tales como:
- Te gusta
- No necesita muchas reformas
- Tiene suficientes habitaciones para la familia que quieres formar
- Está en la ciudad que deseas (y en el barrio que deseas, a poder ser)
- Y otros factores
Pero, como esto último es bastante obvio, no hace falta desarrollarlo mucho más.
Inversión
En este segundo punto, además de los puntos antes mencionados, deberemos tener en cuenta las perspectivas de revalorización del activo que tendremos en el futuro. Si la casa es una ganga, pero no parece que vaya a valer más en el futuro, quizá no nos interese.
Esto, en el caso de una primera vivienda, no suele ser tan importante. Sin embargo, conviene tenerlo presente. Primero, por lo obvio: mejor que, además de permitirte vivir ahí, cada vez valga más y te haga más rico. Pero, segundo: ¿Por qué no está revalorizándose y cómo afecta eso a tu nivel de vida?
Esto último es importante, porque si el barrio en el que compras la casa empieza a degradarse, menos gente querrá ir a vivir a él y tu vivienda cada vez valdrá menos. Y el asunto está en que eso va aparejado a otros problemas en tu vida diaria (a nadie le gusta vivir en un barrio degradado).
Es decir, generalmente, que una vivienda se revalorice va de la mano con una mejora o un mantenimiento en la calidad de vida. Así que, si no se revaloriza, es importante preguntarse por qué.
En cualquier caso, lo importante en este punto es valorar las posibilidades de que la vivienda que compramos se revalorice.
Para ello, deberemos atender a factores tales como:
- Perspectivas de nueva edificación y cambios en las políticas de vivienda
- Crecimiento o decrecimiento del municipio donde compramos la vivienda
- Dinámicas culturales y sociales en el barrio que puedan degradarlo
- Vecinos molestos o comunidad que no se preocupa por las viviendas
Vale la pena hacer un poco de esfuerzo y estudiar estos aspectos además de los anteriores para hacer una mejor compra a largo plazo.
➡️ Segunda vivienda
El caso de la segunda vivienda (y por segunda vivienda entendemos vivienda ocasional, de veraneo, etc. para uso particular), la respuesta es más sencilla: no vale la pena.
Esta idea de comprar una segunda vivienda en la costa ha sido una mentalidad muy de la generación boomer, pero no tiene el más mínimo sentido.
Si sólo tú vas a usar esa segunda vivienda, te vas a gastar los 300.000 euros que cuesta para aprovecharla apenas un mes al año durante… ¿Cuánto? ¿20 años? Te sale a 500€ la noche, sin contar impuestos, hipoteca, gastos, etc.
No compres segunda vivienda. Sale más a cuenta ir a un hotel.
Ahora, si la compras para alquilarla y, de vez en cuando, tú la utilizas, la cosa cambia. Pero, en ese caso, ya pasamos al siguiente punto.
➡️ Casa para alquilar
Este tipo de inversión históricamente se ha dicho que no da buena rentabilidad, que sólo sirve para mantener el capital, pero no para revalorizarlo, y que la Bolsa es mejor.
Pero, en los últimos estudios, parece que la rentabilidad del inmobiliario ha ido pareja a la de la Bolsa.
Bueno, tampoco importa tanto. La mayoría de los inversores inmobiliarios están dispuestos a renunciar a un punto básico de rentabilidad por tener un activo “palpable” y que genera una renta mensual.
Aquí lo importante es entender que lo que queremos es una vivienda que se revalorice y genere rentas (preferiblemente, crecientes).
Esto podemos obtenerlo a través de viviendas para alquiler vacacional y viviendas para alquiler a largo plazo:
Alquiler a largo plazo
En este caso, tenemos que comprar las viviendas pensando en la comodidad del inquilino, en lo que él busca y en lo que va a valorar.
En este sentido, podemos buscar lo mismo que buscaríamos si quisiéramos un piso o una casa para vivir nosotros (ya lo hemos visto más arriba).
En general, con esto bastará.
Un error de los que recién se meten en este mundillo es comprar opciones baratas porque parecen una ganga, pero, después, lógicamente, nadie quiere esas viviendas. Eran baratas por algo. Aunque esté en buena zona es pequeño y no tiene ascensor ni luz, así que nadie lo quiere.
Compra buenas casas y tendrás buenos alquileres y buenos inquilinos.
Más allá de esto, deberías prestar mucha atención al potencial de revalorización de la vivienda y del alquiler.
¿Será posible hacer reformas en esa vivienda? ¿Mejorará el barrio con el tiempo? ¿La comunidad se preocupa por mejorar el edificio? Etc.
Esto era importante al comprar una casa para nosotros, pero lo es mucho más si esa casa es para alquilar.
Alquiler vacacional
En cuanto al alquiler vacacional, tendrás que tener en cuenta lo anterior, pero con dos pequeñas diferencias:
Por un lado, puedes sacrificar un poco más algunos aspectos de la calidad de vida. Si vas a pasar sólo un fin de semana en una casa para ir a la playa, te importa menos que no esté tan bien iluminada, porque sólo serán un par de días y pasarás más tiempo fuera que dentro.
Evidentemente, mejor si está bien iluminada y tiene todos los elementos antes mencionados, pero es un poco menos importante.
Por otro lado, la ubicación pasa a ser mucho más importante. En una casa para alquiler vacacional, lo importante es que esté cerca de los lugares de interés (la playa, los museos, el centro de la ciudad, etc).
Adicionalmente, en este punto, te tienes que preocupar de asegurarte que el municipio y la Comunidad Autónoma (incluso, el país) donde vas a comprar la vivienda no vaya a poner trabas al alquiler vacacional.
Si esto sucediese, tu inversión se vería gravemente afectada.
💰 Sobre la hipoteca
Y, ahora, antes de pasar a ver los pasos que hay que seguir para realizar una compra, vamos a hablar un poco sobre la hipoteca, porque, en la mayoría de casos, necesitaremos de crédito para realizar la compra de la vivienda:
➡️ ¿Con hipoteca o a tocateja?
La primera pregunta es, asumiendo que tengo el dinero y no necesito una hipoteca, ¿me interesa pagar el piso a tocateja o, aun así, es mejor que contrate una hipoteca?
Y aquí hay diferentes escuelas, y no me atrevería a decir que una es mejor que otra.
Hay quien prefiere no tener deudas porque eso le hace dormir más tranquilo. Es una opción.
Hay quien prefiere explotar al máximo las posibilidades que le ofrece el crédito porque eso le permite maximizar sus posibilidades de hacer crecer su patrimonio. Es otra opción.
Sin duda, si tienes el dinero, eso significa que tienes capacidad de generar ingresos y de ahorrar, así que no vas a tener problemas al pagar la hipoteca.
Además, ese dinero lo puedes invertir de formas que te generen una mayor rentabilidad que lo que te cuesta la hipoteca.
Supongamos que tienes 100.000€ para una vivienda. Puedes hacer dos cosas:
- Opción A: Comprar la vivienda a tocateja y olvidarte
- Opción B: Poner 30.000€ para la entrada, y pagar un 3% anual de hipoteca sobre 70.000€. Pero esos 70.000€ los puedes invertir indexándote y obtener un 5% de rentabilidad. Estás ganando un 2% de rentabilidad.
Evidentemente, asumes un mayor riesgo, como siempre que se juega con deuda, pero las posibilidades de aumentar tu patrimonio son mucho mayores con la hipoteca.
Y, en el caso de que la cosa se ponga fea, siempre puedes vender tus participaciones en los fondos índice (incluso con pérdidas) y hacer frente a la hipoteca, así que el riesgo tampoco es tan grande.
En general, nosotros recomendamos la compra con hipoteca siempre. Y, curiosamente, incluso más aún si se dispone del dinero.
Ahora bien, si valoras mucho la tranquilidad, preferirás hacerlo a tocateja.
➡️ ¿Qué tipo de hipoteca?
Una vez tienes decidido que quieres hipoteca, tienes que plantearte si la quieres a tipo fijo o variable.
Y, aquí, la cuestión es más sencilla de lo que la gente suele plantearse:
- Si los tipos están bajos, tipo fijo, especialmente si se prevé inflación.
- Si los tipos están altos, tipo variable con algún tipo de techo establecido en el contrato.
En el primer caso, estaremos cubiertos frente a una (esperable) subida de los tipos. Y, si hay inflación, ésta nos pagará parte de la vivienda en términos reales.
En el segundo caso, es de esperar que los tipos bajen en un plazo razonable de tiempo, así que tendremos una hipoteca con buenas condiciones que, previsiblemente, se abaratará.
No obstante, en este segundo caso, conviene plantearse si realmente es buena idea hipotecarse. Si el precio del dinero está muy caro (y, por tanto, el tipo de interés es muy alto), quizá nos convenga más esperar.
➡️ ¿Más plazo o más cuota?
Y, para terminar, nos queda la duda de si es conveniente más plazo o más cuota.
Cuanta más cuota, antes pagaremos el piso, y viceversa.
Sin embargo, es más fácil hacer frente a una cuota pequeña que a una grande, y, a largo plazo, no nos resulta tan importante una diferencia de 5.000€.
Por nuestra parte, recomendamos cuotas más pequeñas para asegurarnos de que podemos hacer frente a los pagos incluso aunque nuestras circunstancias cambien.
En cualquier caso, recuerda que siempre estarás a tiempo de cambiar los términos de la hipoteca o de reducir plazo o cuota en el futuro.
📝 Proceso de compra: paso a paso para comprar una vivienda
Aclarado todo lo anterior, asumamos que ya te has decidido y que, definitivamente, quieres comprar una casa. Es el momento de pasar a hablar de cuáles son los pasos para comprar una vivienda:
1️⃣ Definir nuestro presupuesto
El primer paso a la hora de comprar una vivienda es definir el presupuesto del que disponemos. Y esto incluye varios aspectos:
- Presupuesto disponible para la entrada
- Presupuesto para el coste total de la vivienda y de la hipoteca
- Presupuesto para las mensualidades de la hipoteca
Evidentemente, en la medida en que la entrada del piso y los costes asociados suponen alrededor del 25% del total, habrá una relación entre el presupuesto para la entrada y el presupuesto para el total de la vivienda. No obstante, este último variará dependiendo de la hipoteca.
Deberemos jugar con los tres elementos para asegurarnos de que podemos pagar la entrada, el coste total de la hipoteca no es excesivamente elevado (especialmente si consideramos su valor como inversión) y la mensualidad no nos supone un problema.
Generalmente, lo menos importante es el coste total, mientras que lo más importante es la cuota.
Esto se debe a que, si hablamos de una vivienda, nos suele dar igual pagar unos años más y acabar pagando un 5% más, pero no nos interesa no poder pagar las cuotas y perder la vivienda (y quedarnos con la deuda, en muchos casos).
Y, por supuesto, la relación entre tamaño de la cuota y coste total de la vivienda y la hipoteca suelen ir de la mano. Así, la misma vivienda con una hipoteca a diez años será más barata en coste total, pero tendrá mensualidades más caras, y viceversa.
Todo esto lo tenemos que tener bien medido para tener claras nuestras posibilidades.
2️⃣ Comparar hipotecas
Una vez tenemos claro cuál es nuestro presupuesto, es el momento de comparar hipotecas.
De momento no será necesario profundizar mucho en ellas. No será necesario acudir a las oficinas y negociar ni nada de esto.
Lo que queremos en este punto es ver cómo está el mercado hipotecario y de crédito, para hacernos una idea general de si vamos a encontrar opciones ajustadas a nuestro presupuesto.
En el caso de que no sea así, podemos variar ligeramente nuestro presupuesto. Pero, si los cambios que debemos hacer en él son demasiado grandes, lo mejor será posponer la compra de la vivienda.
De hecho, esa es la razón por la que hemos recomendado hacer primero el presupuesto: si lo haces antes de mirar cualquier otra cosa, tendrás un presupuesto con el que te sentirás cómodo, porque lo habrás decidido sin alteraciones por factores externos.
La cuestión es que puedes comparar hipotecas a través de las webs de los bancos. Incluso puedes utilizar sus simuladores con los presupuestos que tienes en mente para ver cuál es la opción que más te interesa y ver si otro banco te ofrece mejores condiciones o no.
Por supuesto, deberías leer la letra pequeña para saber dónde están las trampas (si las hay) y deberías comparar qué ganas y qué pierdes cambiando el tipo de interés a variable, fijo o mixto.
En definitiva, en este punto, tienes que familiarizarte con las hipotecas y la situación general del mercado de crédito.
No tiene sentido buscar casa si ves que las condiciones del mercado de crédito no te interesan. Y, si sí te interesan, esta investigación te ayudará en los siguientes pasos.
3️⃣ Definir lo que queremos
El siguiente paso es definir lo que queremos. Es decir, el tipo de vivienda que estamos buscando idealmente.
Posteriormente, podremos permitirnos el lujo de prescindir de tal o cual punto o redefinir un poco lo que buscamos. Pero, para empezar, lo mejor es definir la casa ideal para nosotros.
Evidentemente, todo el mundo tiene cuatro nociones sobre precios de viviendas y qué hace que sean más caras o más baratas. Así que la definición hazla, más o menos, dentro de los límites que creas que permite tu presupuesto.
Algunos aspectos que deberías tener en cuenta a la hora de definir lo que quieres son los siguientes:
- Ubicación (ciudad, barrio, etc)
- Orientación (preferiblemente este)
- Iluminación
- Número de habitaciones
- Terraza
- Tipo de inmueble (casa adosada, chalé, piso…)
- Metros cuadrados
- Distribución
- Entre otros
En definitiva, plantea tu vivienda ideal. Evidentemente, no la vas a encontrar. La idea no es que encuentres una vivienda exactamente igual que la que tienes en mente. Sino que te sirva como guía sobre la que pivotar y poder medir el valor subjetivo que tienen para ti las distintas viviendas que encuentres.
4️⃣ Buscar y comparar ofertas
El siguiente paso, una vez ya tenemos en mente nuestra vivienda ideal, es buscar y comparar ofertas.
Hoy en día esto es razonablemente sencillo, porque tenemos muchas plataformas online en las que encontrar opciones.
Sin embargo, no te recomendamos que te limites a ellas, porque las mejores oportunidades no están en la red.
Piensa que vas a hacer una compra importante, así que te conviene pasar una temporada buscando y buscando, levantando piedras para encontrar oportunidades.
Algunas ideas de dónde encontrar posibles viviendas son las siguientes:
- Bancos que han embargado viviendas
- Ejecuciones hipotecarias y subastas
- Preguntando en bares de viejos
- Amigos y conocidos
Por supuesto, además de estas opciones, conviene visitar los portales inmobiliarios y las agencias inmobiliarias. Eso nunca está de más. Pero es importante que no te limites a ello, porque ahí busca todo el mundo y no suelen estar las mejores opciones.
La cuestión aquí es recoger todas las opciones posibles que más o menos se ajusten a tu vivienda ideal y a tu presupuesto.
Una buena forma de hacer esto es con un documento de Excel donde tengamos las diferentes condiciones que nos gustaría que cumpliese la vivienda y donde ir anotando si sí o si no. Podemos, incluso, atribuir un valor a cada característica para poder ponderar finalmente el valor subjetivo que cada vivienda tiene para nosotros.
Podemos valorar que el precio que teníamos pensado oscile un poco, quizá un 20% más a lo sumo. Este 20% puede parecer mucho, pero piensa que, durante la negociación, puede que consigas una rebaja.
Y, de esta forma, si alguna vivienda cumple muchos de nuestros requisitos que hemos establecido, la podremos tener como opción, aunque se escape ligeramente del presupuesto inicial.
En definitiva, aquí hay que buscar, comparar y valorar subjetivamente cada una de las opciones.
5️⃣ Visitar opciones
Una vez tienes todas las opciones bien ordenadas según cuán bien cumplen los criterios que tenías establecidos y el precio que tienen, puedes pasar a visitar las diferentes opciones.
Yo recomiendo empezar visitando aquellas que mejor relación cumplimiento de requisitos – precio tienen, aunque otras personas prefieren visitar todas las opciones (quizá excluyendo las más malas y ya está) por si hay sorpresas.
Yo no lo veo necesario. Si empiezas por la opción que más se ajusta a tu ideal y que tiene buen precio, la visitas y ves que todo está bien… ¿Para qué seguir buscando?
En el caso de que veas algo problemático (vecinos, información falsa, mal rollo con el vendedor…), puedes pasar a la siguiente.
Así ahorras tiempo y te aseguras de que estás comprando la mejor opción entre todas las disponibles.
Por cierto, durante la visita no tengas miedo de preguntar todo lo que quieras. Tienes que quedarte a gusto y convencido de que quieres comprar esa vivienda.
6️⃣ Negociación y oferta definitiva
Una vez estés seguro de que la vivienda que has visitado es la que quieres, es el momento de presentar la oferta definitiva y negociar.
Aquí ya entra la habilidad de cada cual. Hay quien, incluso, deja la negociación en manos de un profesional que intenta obtener el mejor precio posible.
Lo cierto es que negociar puede ser complicado, pero no deberías tener miedo de hacerlo. El vendedor cuenta con ello, así que por probar no pierdes nada.
Evidentemente, no es lo mismo negociar con un particular que con un banco que está vendiendo las viviendas que tiene en stock. Pero, en cualquier caso, puedes negociar.
El consejo aquí es ofrecer una cantidad inferior a la que estamos dispuestos a pagar. Incluso notablemente inferior, hasta el punto de que parezca una broma. Después, el precio irá subiendo respecto a lo que has dicho y bajando respecto de lo que el vendedor ha dicho, ajustándose a un punto intermedio.
Otro punto que vale la pena intentar es conocer la situación de quien vende la vivienda. Quizá esté pasando por un momento en el que necesita el dinero y podamos presionar un poco más.
En definitiva, aquí ya lo que necesitarías es un manual de negociación, no de cómo comprar una vivienda.
7️⃣ Comprobar que todo está en orden
Cuando hayáis acordado el precio final, sólo restará comprobar que todo está en orden. Aquí empezamos con los papeleos.
Conviene conocer si la vivienda tiene algún impago de hipoteca, si está embargada, si tiene los impuestos pagados, si tiene o no pagos de comunidad adeudados, si ha pasado todas las inspecciones y tiene certificado energético, etc.
Esta información se puede obtener a través de una nota simple en el registro de la propiedad.
Si compras a través de inmobiliaria, lo normal es que las viviendas no tengan ningún problema, porque las inmobiliarias no comercializan viviendas con cargas (por lo general). Pero, si compras a un particular, tendrás que buscar esa información tú mismo.
Lo normal en este punto (si no has hecho nada raro en los puntos anteriores) es que la vivienda lo tenga todo en orden y se pueda proceder a la transacción.
8️⃣ Comprobar viabilidad de la hipoteca
Una vez estemos seguros de que la vivienda no tiene ningún problema oculto que haya que abordar o que nos lleve a descartarla, podemos echar un vistazo a las hipotecas.
Puesto que ya hicimos en su día el trabajo de comparar hipotecas, ahora lo único que tenemos que hacer es acudir al banco para ver si nos la conceden.
Y, aquí, seguimos la misma lógica que en las visitas a las viviendas: la mejor opción la visitamos primero. Si dan el OK, genial. Si no, pasamos a la siguiente mejor opción.
Y, así, hasta que nos digan que tenemos hipoteca.
En este punto todavía no la vamos a contratar, pero ya sabemos que el banco nos va a dar crédito, así que podemos dar el dinero de las arras sin mucho problema (de lo contrario, imagínate dar el dinero de las arras y encontrarte con que no te dan la hipoteca… ¡Perderías el dinero!).
9️⃣ Contrato de arras
Una vez sepamos que vamos a tener acceso al crédito, pasamos a la firma del contrato de arras.
Este contrato expresa la voluntad de comprador y vendedor de realizar la transacción. Se firma para asegurar la transacción y supone el pago de una parte del precio total de la vivienda. Se recomienda que sea entre el 5 y el 15% del precio total de la transacción.
En este punto lo cierto es que existen diferentes tipos de contratos posibles, pero lo habitual es que firmes lo que se conoce como arras penitenciales. Estas arras suponen que, en caso de que una de las dos partes incumpla, deberá compensar a la otra.
Si el que incumple eres tú, perderás la señala pagada; si el que incumple es el vendedor, tendrá que devolverte el doble de la señal.
En este contrato de arras se incluirá el pacto de gastos de la compraventa y el plazo para hacer pública la operación. En general, este plazo es de treinta o cuarenta días, porque se suele dejar margen para que se confirme la hipoteca y demás trámites.
1️⃣0️⃣ Confirmación de la hipoteca
Una vez hayamos firmado las arras, podemos ir al banco que nos dijo que nos prestaría el dinero para la compra y firmar la hipoteca.
Revisa bien la letra pequeña y déjalo todo bien claro, pero, en principio, si hiciste los pasos anteriores con dos dedos de frente, a estas alturas ya debería estar todo claro.
La firma de la hipoteca no se hace en la oficina del banco, sino que se realiza ante notario, y el vendedor también está presente. Así que pasamos directamente al siguiente punto.
1️⃣1️⃣ Pago de la vivienda y escritura pública de compraventa
Con el banco ya dispuesto a darte la hipoteca y el vendedor dispuesto a venderte la vivienda, podéis ir los tres al notario. Ahí tendrás que firmar la hipoteca y, acto seguido, habrá que firmar la escritura pública de la vivienda.
Esta escritura luego será entregada al Registro de la Propiedad para notificar el cambio de titular. Esto lo hará la gestoría, por lo que no tienes que preocuparte (aunque, por supuesto, tendrás que estar encima de ellos para ver si todo se está realizando según se debe hacer).
1️⃣2️⃣ Impuestos y gastos varios
Con todo lo anterior listo, ya seremos los propietarios de la vivienda. Y, por supuesto, toca pagar impuestos.
Aquí tendremos que abonar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que varía dependiendo de la Comunidad Autónoma y diferentes aspectos. Sin embargo, en general, ronda el 10% del total de la vivienda.
También hay que pagar el impuesto de Plusvalía a nivel local, pero esto lo tiene que pagar el vendedor, así que, en principio, no tienes que preocuparte por ello.
En cuanto a los costes de transacción y gastos varios, como los del notario, se suelen pagar entre las dos partes.
1️⃣3️⃣ Cambio de contratos
Para terminar, tendrás que ponerte de acuerdo con el anterior propietario para llevar a cabo todos los cambios en los contratos existentes, generalmente relacionados con los suministros de luz, gas, agua, internet, etc.
A veces, las agencias inmobiliarias se hacen cargo de estos trámites. Pero, en caso de que no, no pasa nada: sólo tienes que rescindir el contrato anterior o pedir que cambien la titularidad del contrato.
Como puedes ver, comprar una casa es una decisión muy importante.
Conviene tener claro todo lo que te hemos mencionado para que la compra sea un éxito. De lo contrario, habrás comprometido demasiado capital por algo no tan rentable como podría parecer.
Así pues, esperamos que esta guía para comprarte una casa te haya resultado útil.