Una de las preguntas más habituales de cualquier nuevo inversor es dónde invertir su dinero. Y, generalmente, esta pregunta va acompañada de en qué plazos son más rentables tales o cuales inversiones.
Por esta razón, en el artículo de hoy hablamos de dónde invertir a corto, medio y largo plazo (1, 5 y 10 años o más).
Contenidos
🔍 ¿Cuál es tu perfil inversor?
Lo primero que tienes que tener claro es cuál es tu perfil de inversor, porque no es lo mismo invertir siendo un inversor muy conservador que hacerlo siendo un inversor muy agresivo.
Independientemente del plazo, tu perfil afectará a tus inversiones.
Por lo tanto, es importante que, en primer lugar, te conozcas a ti mismo como inversor y seas consciente de cuáles son tus potencialidades y tus limitaciones, así como con qué tipo de inversiones te vas a sentir más cómodo.
Recuerda que, para determinar tu perfil de inversor, deberías considerar los siguientes aspectos:
1️⃣ Nivel de aversión al riesgo
Lo primero que tienes que tener en cuenta es cuál es tu nivel de aversión al riesgo.
Tienes que ponerte frente al espejo y decirte (sin mentirte) si eres capaz de soportar una caída temporal del 30% en tu patrimonio (o incluso 50%).
Si no es así, invertirlo todo en renta variable no será una opción.
Si ganar un 1% anual a cambio de nula volatilidad tampoco te suena bien, 100% en depósitos tampoco será tu opción (¿Qué es la volatilidad?)
En definitiva, tienes que conocer cuántas pérdidas temporales estás dispuesto a soportar.
2️⃣ Situación financiera
Lógicamente, para determinar tu perfil como inversor, también tendrás que ver claramente cuál es tu situación financiera.
Si no es muy holgada y puede que dentro de un año necesites el dinero, evidentemente, no puedes invertir en Bolsa.
Pero si tu patrimonio es abultado, puedes invertir buena parte de él en renta variable.
3️⃣ Etapa vital
Nuestro perfil de inversor cambia con nuestra evolución vital.
A los 60 años no tenemos que hacer las mismas inversiones que a los 20. Con cuatro hijos no tenemos que hacer las mismas inversiones que estando solteros.
Entender nuestra etapa vital y sus implicaciones es fundamental para determinar nuestro perfil de inversor.
4️⃣ Educación financiera
Por último, también hay que tener en cuenta la educación financiera que tenemos.
Si ésta es muy baja, no deberíamos meternos en la mayoría de las inversiones posibles (porque, sencillamente, no las entendemos).
Si tenemos una buena educación financiera, podemos acudir a opciones de inversión más complejas y con un mayor potencial de revalorización.
Una vez respondas a estas preguntas, estarás en condiciones de saber qué inversiones son demasiado arriesgadas para ti (en cuyo caso, no serán una opción en ningún plazo temporal) y cuáles son demasiado conservadoras (en cuyo caso, tampoco lo serán).
Debes encontrar un punto en el que te sientas cómodo con tu inversión.
🎯 ¿Qué queremos conseguir?
Además de los puntos anteriores, a la hora de determinar el perfil de inversor, es fundamental que tengas claro qué quieres conseguir. Sin embargo, este es un punto tan importante que he preferido tratarlo por separado.
En general, cuando una persona invierte, quiere dos cosas:
La primera, preservar tanto capital como sea posible (idealmente, el 100%). La segunda, aumentar su capital tanto como sea posible, pero con el menor riesgo posible (puesto que eso afectaría a lo primero que queremos, que es preservar capital).
De lo anterior se sigue que, necesariamente, no podemos ver del mismo modo un plazo de inversión de un año que diez.
¿Por qué?
Porque, a un año, es muy difícil que podamos conseguir una alta rentabilidad para nuestro patrimonio sin, al mismo tiempo, aumentar considerablemente el riesgo. Por ello, deberemos centrarnos en el primer punto, que es el preservar el capital y el poder adquisitivo.
A medida que aumenta el plazo, el riesgo asociado a la obtención de rentabilidades se va reduciendo. Pero, a corto plazo, ese riesgo es alto.
Piensa que, para conseguir buenas rentabilidades, hay que acudir a la renta variable. Y la renta variable, a corto plazo, es impredecible. Por lo tanto, no es una opción.
Así que, primeramente, debes entender la relación entre plazo y objetivo, para poder decidir con inteligencia. Si intuyes que, en un año, necesitarás el dinero, tu objetivo no puede ser aumentar tu capital sino preservarlo.
Si quieres aumentar tu patrimonio, debes asumir plazos largos.
No hay más vuelta de hoja.
⚠️ Importante: Todo lo que leas en este artículo (y en toda la web) es solo nuestra opinión y no tienes que considerarlo como una recomendación de inversión.
Inversiones a corto plazo (entre 1 y 5 años)
En general, las inversiones a corto plazo tienen que tener como objetivo la preservación del capital, como ya hemos comentado. Sólo hay una excepción a esta afirmación (y está condicionada por tu nivel de ingresos), que es la formación.
Si quieres aumentar tu capital y tienes pocos ingresos, una buena inversión a corto plazo es la formación, puesto que, con ella, podrás aumentar tus ingresos y, en un plazo de dos o tres años, puedes haber duplicado tu capital a base de aumentar tus ingresos.
Esto es algo que rara vez se tiene en cuenta. No deberías caer en ese error.
Eso sí, no es algo para todo el mundo. Si ya tienes un nivel académico alto y estás obteniendo unos buenos ingresos por rentas del trabajo o de otro tipo, aumentar tu formación puede ser útil para muchas cosas, pero probablemente no lo sea para aumentar esas rentas.
Aclarado ese punto, hablemos de dónde invertir un cierto capital (10.000, 25.000, 50.000€, por ejemplo) a corto plazo.
En este caso, lo mejor que puedes hacer es invertir ese dinero en depósitos a plazo fijo.
Somos conscientes de que los depósitos a plazo fijo, en general, son bastante denostados por la comunidad inversora, porque su rentabilidad es baja (aunque esto es discutible, ya que los depósitos a plazo en otras regiones de Europa pueden dar rentabilidades más que aceptables).
Sin embrago, recuerda que, en este punto, no estamos buscando aumentar nuestro capital, sino, principalmente, mantenerlo y conservarlo. Y los depósitos a plazo son la mejor opción para ello.
¿Por qué? Pues porque están protegidos por los Fondos de Garantía de Depósitos de los diferentes países. Así que, incluso si hay un enorme colapso financiero y el banco donde está tu depósito quiebra, tú recibirás tu dinero, porque te lo pagará el Estado.
Por tanto, la garantía es máxima.
Y, además, por supuesto, tendremos nuestro dinero disponible en un plazo determinado (esto es, se reduce nuestra incertidumbre). Ese plazo puede ser de uno, dos o más años. Pero lo importante es que conocerás ese plazo de antemano.
No sólo eso, sino que también sabrás qué tendrás que pagar en el caso de que tengas la urgente necesidad de recuperarlo antes de tiempo.
Este control de la incertidumbre futura no existe en otro tipo de inversiones, así que, para el corto plazo, los depósitos a plazo fijo son lo mejor que hay.
Importante, ¡huye de los pelotazos!
Ya hemos dicho que rentabilidad y plazo van de la mano: a mayor plazo, mayor rentabilidad; a menor plazo, menor rentabilidad. Pero lo cierto es que la rentabilidad también depende del riesgo.
Seguro que has escuchado de muchas opciones de inversión (más o menos serias) que permiten obtener altas rentabilidades en poco tiempo.
Es posible, sí. El problema es que esas rentabilidades en un plazo corto de tiempo son posibles gracias a un aumento enorme del riesgo de pérdida permanente del capital.
Y eso es lo último que deseamos.
Ten claro que, si alguien te ofrece altas rentabilidades, sólo puede ser porque o bien el plazo temporal es largo, o bien el riesgo es alto. No hay más posibilidades (y eso, por supuesto, asumiendo que no sea una estafa).
Por lo tanto, huye de los posibles pelotazos. Preserva tu capital. Ya tendrás oportunidad de hacerlo crecer.
Inversiones a medio plazo (entre 5 y 10 años)
El siguiente plazo temporal es el medio plazo, que va desde los 5 hasta los 10 años. Aquí ya es bastante más probable que, si invertimos en renta variable, el capital no se vea muy erosionado al terminar el periodo.
Sin embargo, todavía existe ese riesgo. No es tan común como en el caso de invertir a uno o dos años vista, pero lo cierto es que, si viene una crisis, es posible que, tras entre 5 y 10 años, todavía no hayamos recuperado todo el capital.
Es por ello que, en estas circunstancias, lo mejor es apostar por un modelo mixto de renta fija y renta variable, con, quizá, una pequeña parte en depósitos.
Vamos a explicar el por qué de cada una de esas inversiones:
Por un lado, alrededor de un 45% del capital en renta fija, puesto que ésta será muy poco volátil y, aunque no nos dará una buena rentabilidad, sí nos permitirá preservar esa parte del capital durante los 5 años en que estemos invertido.
Usaremos esta parte como seguro para el patrimonio.
Si, por desgracia, nos viésemos afectados por una crisis, lo más probable es que, al tiempo que baja nuestra inversión en renta variable, la inversión en renta fija se vea levemente revalorizada.
Por otro lado, la renta variable, que es la que nos permitirá obtener la rentabilidad. Si todo va bien y no hay ninguna crisis por el camino, la renta variable nos permitirá obtener alrededor de un 6% de rentabilidad sobre el 40% de nuestro capital.
Así, con estas dos inversiones en cartera, tenemos la seguridad de que un 40% de nuestro capital no tendrá una caída del 30% ante una eventual crisis, pero, al mismo tiempo, podremos aprovechar si estamos en un periodo de crecimiento gracias a la renta variable.
Por último, el 10% en depósitos a plazo tienen la función de asegurarnos renta y protegernos de nosotros mismos. Supón que, finalmente, hay una crisis. Tu capital, a pesar de tener un 40% en renta fija, se ve reducido en, digamos, un 10%.
Esto puede asustar y podrías estar tentado de retirar el dinero, porque, además, es posible que, en un escenario de crisis, tus rentas se reduzcan y necesites dinero.
Pues bien, tener un 10% en depósitos a plazo fijo te permite calibrar ese riesgo, porque, cada año o cada dos años, puedes optar por volver a meter el dinero en un nuevo depósito o recuperarlo.
Así, tendrás un cierto dinero que servirá como renta y evitará que tengas que retirar parte del capital que tienes invertido.
Inversiones a largo plazo (más de 10 años)
Por último, para el largo plazo (10 años o más), lo más recomendable es estar invertido en renta variable al 100% o casi al 100% (salvo situaciones personales que lo impidan, como estar cerca de la jubilación).
Además, podrías, incluso, hacer alguna apuesta algo más arriesgada para tratar de obtener una mayor rentabilidad. Por ejemplo, podría ser una buena decisión un 95% en renta variable bien diversificada y un 5% en Bitcoin. Aunque esto es totalmente opcional.
Quizá Bitcoin acabe en nada, pero quizá acabe valiendo 10 veces más. Por tanto, exponernos a ese riesgo controlado puede ser una decisión inteligente, y más si tenemos la certeza de que nuestra inversión en renta variable nos va a dar unos retornos considerables.
Eso sí, como con cualquier inversión, ante tienes que investigar bien e informarte para entender en qué estás invirtiendo realmente.
Piensa, por ejemplo, en una inversión de 100.000€.
5.000€ en Bitcoin y 95.000€ en renta variable bien diversificada. Un retorno del 6% para 95.000€ supone que, al cabo de 10 años, se convertirán en 170.000€.
A eso puedes sumar 50.000€ si Bitcoin multiplica por 10. Sin embargo, si pierdes esos 5.000€, tampoco te supone un drama, porque la diferencia entre 170.000 y 175.000€, habiendo invertido 100.000€, no es espectacular.
💡 Una alternativa más conservadora a Bitcoin también podría ser la inversión en oro. En este caso, el oro tendría un papel más orientado a la protección que al crecimiento.
Por lo demás, recuerda que, para invertir en renta variable de forma diversificada, lo mejor es apostar por fondos indexados y ETFs de diferentes regiones geográficas.
Como puedes ver, hay muchas opciones de inversión hoy en día, y depende de nuestro perfil de inversor y nuestros objetivos elegir, para cada plazo, la mejor inversión posible.
Esperamos que esta breve guía de dónde invertir a 1, 5 y 10 años te haya resultado útil y que consigas una gran rentabilidad para tus ahorros, ya sea a corto, medio o largo plazo.