¿Sabías que los fondos de inversión se pueden fusionar?
¿No? Pues es una posibilidad. Y el partícipe no puede opinar nada al respecto.
¿Y sabes lo que sucede cuando dos fondos de inversión se fusionan?
Pues genera algún que otro problemilla para el inversor, no te vamos a engañar…
Hoy, te contamos qué pasa si tu fondo de inversión se fusiona con otro, qué problemas te puedes encontrar y cuál es la mejor forma de evitarlos.
¡Vamos a verlo!
Contenidos
🔗 ¿Qué es una fusión de fondos y por qué se produce?
La fusión de fondos es, básicamente, lo que el nombre sugiere: dos o más fondos de inversión que deciden juntarse y formar uno solo.
Esto puede suceder por muchas razones, pero la más habitual es que el fondo no sea rentable (o no tan rentable como se esperaba) para la gestora.
Lo que hacen las gestoras, en este caso, es fusionar los fondos y, de este modo, pueden optimizar sus costes de gestión, haciendo que sea más rentable.
Sin embargo, como no podría ser de otra forma, esto tiene consecuencias para los inversores.
📝 ¿Cuál es el procedimiento legal?
La fusión de fondos se puede dar tanto por la creación de un nuevo fondo como por la absorción de uno por parte de otro.
En el primer caso no hay mucho misterio: se crea un nuevo fondo, se traspasan los activos y pasivos de los anteriores, y éstos dejan de existir.
En el segundo caso, sucede algo parecido: el fondo que absorbe adquiere los activos y pasivos del fondo absorbido, y éste deja de existir.
En algunos casos, en el caso de una absorción, el fondo absorbido sigue existiendo, pero cerrado a nuevos inversores. Es decir, los antiguos inversores pueden continuar invirtiendo, pero ya no puede entrar nadie más.
🔍 ¿Cuáles son las consecuencias para el inversor?
Lo normal es que, cuando se produce una fusión de cualquier tipo, el inversor acabe siendo partícipe del fondo resultante, ya sea de nueva creación o el fondo que absorbió a aquel en el que tú estás (o el fondo absorbente, del que ya eras partícipe).
No obstante, estás en tu derecho de reembolsar tu dinero o traspasar el fondo antes de que se lleve a cabo la fusión, y la gestora está obligada a permitirte hacerlo sin cobrarte ninguna comisión de reembolso.
Además, la gestora está obligada a proporcionar un documento informativo con toda la información que tienes que tener en cuenta acerca de la fusión, para que determines si te interesa o no.
En este sentido, habrá veces en que nos convenga permanecer en el nuevo fondo y habrá veces en que no.
Por ejemplo, si se fusionan dos fondos con políticas de inversión semejantes y los gestores que nos gustan del fondo actual van a seguir trabajando, puede ser una buena idea ser partícipe del fondo resultante.
Esto es especialmente cierto si las comisiones se reducen (cosa razonable tras una fusión, porque la gestora es más rentable).
En cambio, si el fondo resultante va a tener una política de inversión diferente o no conocemos a los gestores, puede que nos convenga más traspasar el dinero que tenemos en ese fondo a otro que ya conozcamos.
Eso sí, en general, no nos saldrá a cuenta reembolsar el fondo, porque eso nos obligaría a pagar impuestos.
Traspasos, sí; reembolsos, no.
🏛️ ¿Cuál es el impacto fiscal de una fusión de fondos?
Depende.
En el caso de que la fusión de fondos se lleve a cabo dentro del propio país, no habrá ningún tipo de impacto fiscal para el partícipe, salvo que éste decida reembolsar sus fondos.
Sin embargo, en el caso de que la fusión de fondos involucre a un fondo de otro país, sí puede haber algunas consecuencias fiscales para el inversor.
En este caso, el partícipe (en caso de ser español) debería tributar por las plusvalías generadas en el fondo español que desaparece. Evidentemente, esto puede erosionar notablemente la rentabilidad acumulada y las perspectivas a futuro.
Es por ello que, cuando te entreguen el folleto con la información sobre la fusión, conviene ver si vas a acabar siendo partícipe de un fondo extranjero. Si es así, lo más probable es que no te compense ser partícipe del nuevo fondo y que lo mejor sea traspasar el fondo dentro de España.
En cualquier caso, las gestoras suelen avisar al respecto y dan toda la información detallada sobre cuál puede ser el impacto fiscal para el partícipe.
En el caso de que no traspases tus fondos en las fechas señaladas y acabes siendo partícipe del fondo extranjero, tendrás que tributar por las plusvalías obtenidas a un tipo de entre el 19 y el 23%.
Así que, como ves, conviene no dormirse en los laureles.
👉 ¿Cómo puedo evitar este riesgo?
Estos riesgos derivados de la fusión de fondos son mayores en los fondos pequeños y en los fondos de gestión activa.
A fin de cuentas, como dijimos, la razón por la que los fondos se fusionan suele ser que no son rentables y quieren tener una mayor cantidad de partícipes para, así, ser más rentables (además de poder reducir las comisiones que pagan a los brókers e instrumentos financieros utilizados).
Si el fondo es grande, ya tienes esas ventajas, así que no necesitas una fusión.
Así pues, lo mejor para evitar estos riesgos es acudir a un fondo que sea grande y que ya tenga comisiones bajas de por sí.
Y los mejores fondos para ello son los fondos indexados.
Una buena gestora de carteras de fondos indexados y ETFs no va a tener este problema prácticamente nunca. Es muy difícil que lo tenga. La razón es sencilla:
Ya están invertidos en instrumentos financieros muy baratos y ya tienen una masa de clientes suficientemente amplia como para que los ahorros por nuevos partícipes no sean importantes. Así que no tienen necesidad de hacer fusiones de ningún tipo.
Además, si los fondos indexados que hay en las carteras se fusionasen (cosa que sí puede ocurrir), esos costes no acabarían repercutiendo en el partícipe.
Así que son todo ventajas.
Evitar este riesgo es otro de los múltiples beneficios de la inversión indexada.
Como puedes ver, la fusión de fondos de inversión puede afectarte negativamente como inversor.
Es por ello que nosotros recomendamos los fondos de gestión pasiva, porque, por sus características, es mucho menos probable que se vean abocados a alguna fusión.